Saturday, May 18, 2019

Y El Viaje Sigue....

¡Hola Chic@s!

Continuamos el viaje por el mundo mágico de Oaxaca. 

Ha sido una experiencia arrolladora de diferentes colores, vistas, y sonidos. Mientras estábamos en la clase el otro día, pasó una manifestación de profesores al lado del Instituto Cultural Oaxaca donde estudiamos esta semana. Ayer fue la última clase. Me dio tristeza la verdad por que era como nuestra segunda casa además de nuestro punto de partida para todo lo que hemos hecho hasta ahora. Allí los profesores trabajaron duro para dibujar una panorama de la historia y cultura mexicana que nos iba acercando al fenómeno de la inmigración. La lección que me conmovió más fue la de las historias de niños inmigrantes que intentaban cruzar la frontera a solas. Sería bueno si fuera lectura obligada en los high schools de Estados Unidos.




Como se me juntan todos los días cuando estoy de viaje creo que fue ese mismo día en el cual fuimos al museo de las Culturas Oaxaqueñas. Era impresionante. Empezamos por las primeras sociedades que habitaban en Oaxaca y por medio de su arte pudimos entrever la vida cotidiana de ellos y la importancia que les eran la tierra, los minerales, la dualidad, la comunidad; en fin, todo lo que alimentaba a la cosmología de las sucesivas sociedades. El punto alto lo encontramos en la ciudad de Monte Albán que fue construido por los Zapotecos y cuando ellos abandonaron la ciudad (o fue retomada; no me quedó claro) Los Mixtecos fueron los siguientes en habitarlo. Allí en la tumba número 7, los arqueólogos encontraron las joyas más preciosas jamás vistas de la época mesoamericana. Y les aseguró que son unos de las joyas/artefactos más impresionantes que he visto en un museo. Después hicimos un rápido recorrido por el mundo del encuentro de los indígenas con los españoles que sabemos que no fue muy complejo y nada agradable. Pero algo bueno, quizás, salió de este destello de culturas: nuevas expresiones artísticas. Pinturas, tápices, esculturas de madera, altares, instrumentos, y festivales vinieron a dominar la expresión artística de los pueblos. Y hasta el día de hoy el arte producido en Oaxaca sigue pero quizás con un toque más “popular”. Ese tema sería para otra entrada. 




Se me olvidó mencionar que el museo se encuentra adentro del viejo convento de los domínicos. Caminar debajo de sus bóvedas, atravesar sus corredores, subir sus escaleras, mirar desde sus ventanas arqueadas me transportaba a otro mundo. La iglesia de Santo Domingo de Guzmán que está conectado al convento también me dejó con la boca abierta. Su fachada y techo interior son impresionantes ejemplos del estilo barroco. La iglesia y el convento están en frente de una bonita plaza de con plantas de agave y es un punto de encuentro para oaxaqueños y turistas ya está contactada a la calle Alcalá que te lleva al zócalo.




Ayer después de la clase fuimos al Mercado 20 de Noviembre que era una explosión de colores, aromas, y sabores. Cada puesto de textiles o artesanías me tentaba al pasar y por fin uno me capturó con sus cuadernos cubiertos en tela de estilo indígena. Casi compré unos alebrijes pero voy a esperar a si puedo conseguir unos más baratos en otro lugar. 

Después fuimos a la chocolatería “Mayordomo” donde nos enseñaron cómo se hace el chocolate. Empezamos con las semillas de cacao que fueron aplastadas con una máquina y de ellas salió la crema de cacao que era la cosa más amarga que he probado en mi vida. Luego nos mostraron que con un montón de azúcar se hace dulce. Al final lo probamos y me gustó mucho, pero lo mejor era el vaso de chocolate con leche que nos dieron. Me compré un contenedor de chocolate en polvo para hacer en casa. 


El Jardín Botánico siguió después y estaba muy emocionado por que llevo mucho tiempo queriendo verlo. Y al entrar impresiona mucho. Era un banquete para los ojos y apenas prestaba atención a la guía por que como les digo, era un poco abrumador. Mejor les muestro las fotos. 

¡Después de medio recorrido nos agarró un aguacero! Y como tuvimos que salir de allí rápidamente, me quedé con las ganas de volver. Igual nos reímos mucho. 

Lamentable hoy me quede en casa por que me puse mal. Era una combinación de cosas: el no tomar suficiente agua, el quedar en el bar la noche anterior cantando canciones al estilo karaoke a toda voz alta, y el correr por la lluvia para recoger la ropa de la lavandería antes que saliera. Menuda suerte tuve. Así que hoy perdí el viaje a Teotitlán Del Valle :( Fui al doctor y me recetaron unos medicamentos. Ojalá esté mejor mañana porque hay excursión a Mitla.

Hasta la próxima.







Wednesday, May 15, 2019

Cómo Hacer Para Oaxaquear El Paladar

Mientras escribo esta entrada, está lloviendo a cántaros. Justo llegué a casa cuando empezó a llover. Estaba en el zócalo disfrutando del ambiente y comiendo “caldo de ojo” mientras Marie, Kailey, y Devin compraba ropa de tejido oaxaqueño. Ya había comprado lo que yo quería: un libro de Elena Poniatowska sobre el movimiento estudiantil y el crimen de Estado llamado “La Noche de Tlateloclo” y una antología de Octavio Paz. Mientras caminábamos tambien hablabamos sobre nuestro viaje. La verdad es que hasta ahora hha sido un poco surreal.

Cuando entré esta noche, Guicha, la ama de llaves me saludó diciendo que había llegado justo a tiempo pero que Josh (mi compañero de class) se había ido. Señora Lupita, nuestra madre anfitriona no estaba en ese momento. Ella es una persona muy alegre con una personalidad muy fuerte y te dice las cosas como son. Me rio con ella la verdad. Guicha, en cambio, tiene una tranquila presencia maternel que invita confianza. Además, ¡cocina tan bien! Esta mañana ella nos hizo chile relleno que llevaba aceituna, arándano, y pollo adentro y fue remojado en huevo y luego sofrito en la sartén; acompañado por el arroz, fríjoles, limonada, y por su puesto, tortilla. Sin las tortillas ¿qué harían los mexicanos? ¿Qué se haría en verdad? La tortilla provee ese toque especial y la verdad es que sin ella no existirían varios platos oaxaqueños como las tlayudas y las memelas. Hoy por fin provée una tlayuda y me gustó mucho. De hecho, fue una tlayuda con mole -algo especial que seguro fue inventado por el chef del restaurante, La Popular, donde fuimos en grupo para comer. Allí tomamos agua de tamarindo y agua de Jamaica ¡Pura refrescura! Y terminamos con el mejor flan que he comido en mi vida.



La verdad es que puedo escribir un sinfín de entradas sobre la gastronomía oaxaqueña. Ayer fue uno de los “highlights” del trip cuando aprendinos como hacer tortillas y tamales de flor de calabaza. Fue toda una experiencia. Pronto voy a subir fotos del taller. Las mermeladas fueron especialmente ricas, y me recordaban de las mermeladas que había comido el día anterior en casa acompañadas de varias salsas caseras. A veces pienso que la salsa es posiblemente el componente más importante de un plato. ¡Ay de mi! ¡Tantos platos para deleitar el paladar y tan poco tiempo!



Hoy fuimos al museo las culturas oaxaqueñas y luego a la iglesia de Santo Domingo (que es una de las Iglesias más hermosas jamás construidas en el mundo) y me di cuenta que el arte siempre ha sido una cosa esencial del pueblo oaxaqueño. Pero eso será el tema para uno de mis siguientes blog. Mañana si no está lloviendo (y si las hormigas no me hayan comido vivo; hay unas entrando a mi cuarto por la lluvia) vamos a ir al jardín botánico.



Chau.